15 agosto, 2007

Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento...


Si una cosa tiene la vida es su continuo empeño en enseñarle a uno lo equivocado que está...
Unas veces te crees alguien, al rato te crees nada. Igual te crees inteligente o algo parecido y cuando te lees, te das cuenta que las letras son una herramienta... pero el filo lo pone uno, y hace daño. Producto del error y la soberbia.
Es éste un ejercicio de humildad, obligado por el sentido común que poco me frecuenta últimamente, por el tiempo, sabio tutor si lo escucho bien... pero sobre todo por los grandes sentimientos que me has hecho disfrutar, y a los que, en un arrebato, colmé de patadas.
No puedo, ni se me ocurriría, pedir que no sientas, pedir que olvides.
En mi mente sólo humildad.

Mis respetos a ti...
Mi vergüenza en mi ego que me destruyó algo bueno de mi vida.
Una promesa, en mi corazón siempre un hueco por felicidad que desprecié.
Va por el aire un poco de esperanza... tu amistad antes que mi orgullo.

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