30 octubre, 2007

Duelo desigual a primera sangre...



Una reflexión estúpida:

¿Habeis caído en la cuenta, de que en esas relaciones de amor no correspondido, ... el/la enamorado/a se debe mostrar vulnerable, quizá hasta provocar su autoagresión o la agresión del amado/a para terminar de sufrir, olvidar o en el mejor caso mudar... sus sentimientos?
Quiero decir que uno, amando sin ser correspondido, se entrega, se hunde en su desesperación, se deteriora mientras quien debe corresponder sufre o desprecia el afecto que le proponen, llegando con su indiferencia o su contestación a lastimar voluntaria o involuntariamente a quien le pretende.
Es un caso en el que es la caza quien provoca que le disparen, y el cazador sólo puede intentar decidir cuando, a veces con la tensión del desespero, o con la lúdica de un cruel deporte...
La única forma que se me ocurre para evitar tal trance es el sentimiento reservado, secreto, mudo... pero seguirá siempre el recuerdo de lo que pudo haber sido si se hubiera manifestado, como si se inoculase a sí mísmo un veneno latente que no llega a desempeñar su función.
Y... paseando un poco más allá del sentimiento... cuando no ha de ser correspondido.
¿Qué arma debe escoger quien no corresponde a las incómodas propuestas de amor del incorrespondible amante para contener su dolor al mínimo posible...? ¿La sedación? ¿La energía? ¿O quizá para éste caso ha de ser un arma a medida... que propone el propio reo del insatisfecho sentimiento...? Dénle al verdugo clarividencia para saber qué arma precisa su víctima voluntaria, lo ruego.... y prontitud para usarla.
¡Triste destino de los enamorados que penan hasta provocar su condena y además elegir el arma!
Deberíamos inventar un truco, una fórmula, un hechizo...
que tornara el vano sentimiento en fértil ...
al enamorado en hábil conquistador ...
al conquistado en enamorado ...
al reo en un ser feliz y al verdugo en genial amante.

1 comentario:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.